dilluns, 30 de juliol del 2012

Hoy vuelve a ser una de esas noches dónde sin ton ni son la soledad abruma las estrellas que no se ven. Algo hay dentro de mí que pesa demasiado, y no me deja seguir despierto si no lloro un poco. Espero en el borde de mi cama el llanto interno que es el más pesado. Cuando el torrente se libera, solo queda esperar el sueño.

No entiendo porqué mis noches de verano son de una tristeza inconfesable, de placer adulto.

divendres, 20 de juliol del 2012

Siempre fui un chico de naturaleza triste. Todo lo que entraba por un oído se arrinconaba en el lado triste del corazón, el lado alegre siempre estuvo vacío por si algún invitado se atrevía a merodear por allí. Aunque invitados he tenido más bien pocos la verdad, y los pocos que he tenido han decidido instaurarse en el rincón triste. En vez de rincón triste debería llamarlo el camarote triste de los Hermanos Marx. En ese rinconcito se guardan todos los recuerdos que nunca oso limpiar.

dimecres, 18 de juliol del 2012

Verano

Cae la noche, y el calor sigue apabullante en esta ciudad, una sensación de desasosiego invade cada célula de mi cuerpo. Tú no ayudas a nada, no ayudas a aliviar este sentimiento de soledad y de inquietud. Los días pasan lentos, tanto como cada vez que he imaginado pasar mi dedo índice por tu piel como si de un violonchelo te tratases. El verano no existe, es solo un estadio de embriaguez que nos confunde.

La soledad no es eso que vives estando solo, sino más bien cuando estás rodeado de gente. Me rodean muchas más personas que quizá meses atrás, pero la gota cae en el vaso cada día recordándome que solo me duermo, y solo me despierto. Un sentimiento necesario algunas veces, pero tan poco oportuno como la lluvia del mes de julio cuando no lo necesitas. Sentir que eres secundario, y que solo tú eres quien importa en tu sola vida. La frivolidad de la vida es parece ser la razón de ella misma. Estar solo, vivir solo, contar estrellas solo.

El calor es demasiado intenso para discernir el desasosiego y tu falta. Sigues expectante a que algo pase en tu vida, mientras el resto observa su agenda sin nada más que hacer que observarla. Y el calor puede con mis ganas de hacer nada de provecho y aplasta todo aquello que podría inspirarme excepto el desasosiego y las ganas de que acabe esto. Ojalá te dieses cuenta que no importas, ni yo tampoco.

La soledad, el calor, no importa.

dimecres, 4 de juliol del 2012

Al despertarme moví los dedos de mi mano derecha levemente, y sentí la piel de su brazo a mi lado. Al girar la cabeza me encontré con él, y la luz de la ventana intensa, de mediodía, me hacía verlo claramente. Era el chico por el que sonría cada mañana. Ese mismo chico que durante todo el día se había comunicado en modo telegrama.
Su pelo castaño adquiría un tono especial con esta luz, y sus ojos, que seguían cerrados, soñaban. La piel de su espalda se había arrugado caprichosamente imitando los pliegues de la sábana, pero solo algunos. Y sus piernas cubiertas de vello, que embellecían la escena, estaban como dejadas caer.
Sentir su piel al despertar era una sensación bonita, pero extraña, porque parecía sacado de otro sueño. Algo como la tortura de rozar su piel, pero solo en un sueño ensueñado.